Devuélveme mi vida, si no la vas a usar para nada. Todo lo que te di que nunca supiste apreciar. Todas esas noches que me metieron entre barrotes de una cárcel con tu nombre, pero no era a mi a quién ibas a ver al vis a vis. Todas las palabras que te he escrito se almacenaron en un servidor infectado, archivos corruptos que no puedo borrar, ni sacar, pornografía emocional en formato .mp3.
Me robaste todo, noches, semen, hasta sangre. Y los celos son cuchillas afiladas como el insomnio que me mantenía despierto y me trasportaba hasta esa habitación. Lo vi con mis propios ojos, Cupido secuestrado y amordazado, la boca tapada con cinta americana, escondido en la habitación donde te follabas a otro sin mirar atrás cuando yo me había declarado hace horas.
Y te atreves a decir que no te quiero después de todo. Me paraliza que nunca te haya importado el daño que me hiciste, que me haces, que me harás. Como si la música pudiera tapar el ruido de tu silencio. Como si mis decisiones solo fueran cristales que se rompen con tus mentiras.
Búscame en objetos perdidos, allí estaré, oxidado, roto, más barato que este blog de mierda gratuito que cualquier día borro.
Cada palabra que dije, tenía filo. El error fue amarte tanto para justo después enterrarme en tu desprecio.
Ya no hay excusas ni sabrás de mi nunca más, ya no quiero mendigar más oportunidades como si fuera una puta mierda. Ni si quiera el diablo quiere esto, ni soy tan monstruo como para merecer tanto dolor.