Translate

CELOS (II)



No puedo sacarte de mi cabeza. Cada vez que cierro los ojos, imagino sus manos sobre tu piel, sus labios tocando lo que debería ser mío. La rabia se mezcla con el deseo, me arde el pecho, como si el mismo fuego de los celos quemara todo rastro de control que me queda. Pienso en esos otros hombres, en cómo sus cuerpos se deslizan sobre el tuyo, cómo te tocan, cómo te hacen gemir. Me enferma imaginarlo, pero al mismo tiempo me obsesiona. No puedo evitarlo. Me quiero morir pero antes los mataría a todos, uno a uno. 

Cada pensamiento es una cerilla y yo soy un bidón de gasolina, cada imágen es una marca que me grabo a fuego. Me atormenta pensar en cómo te desvistes para alguien más, cómo tus piernas se abren para otro, cómo tus dedos le guían hacia tu coño, hacia ese lugar que tantas veces imaginé lamer como un puto perro. Me consume imaginar cómo te arqueas debajo de él, cómo le das esa mirada que debería ser solo mía. Él, hundiéndose en ti mientras tus labios se separan, mientras tu respiración se acelera y tus gemidos llenan el cuarto. Él, haciéndote suya, mientras yo me pudro aquí, vomitando, sangrando y lleno de odio.

Cada uno de tus suspiros, cada jadeo, me atraviesa como una cuchilla. Imagino cómo tu cuerpo reacciona a su tacto, cómo aprieta tu culo, cómo muerde tus labios, robándote el placer que yo debería estar dándote. Me odio por no poder estar ahí, por no ser yo quien te haga gemir de esa manera, quien te haga perder la cabeza. Me imagino sus manos en tus caderas, tirando de ti con fuerza, cada embestida llevándote al límite mientras tu cuerpo se contrae, apretando su polla, haciéndole sentir lo que debería estar sintiendo yo. Y me enloquece. Me desgarra por dentro.

Es una tortura constante. Saber que otros tienen lo que yo quiero, lo que nunca tendré. Imagino cómo te corres con él, cómo tu cuerpo tiembla bajo su dominio, entregada a ese placer que debería ser mío. Y es en ese momento que lo veo todo claro: el problema no es solo que desees a alguien más, es que me niego a aceptar que no soy yo quien te provoca esa rendición absoluta. Que no soy quien te ve romperte y reconstruirte en un orgasmo violento, ese que yo nunca te daré.

Mis celos son como un veneno que me corre por las venas, el antidoto la mezcla entre tus fluidos vaginales, tu saliva y tu sudor. Quiero romper todo lo que nos separa, quiero poseerte con tanta fuerza que no quede duda de a quién perteneces, que no haya espacio en tu mente para nadie más. Quiero fundirme en ti hasta que ya no sepas dónde terminas tú y empiezo yo. Quiero reclamar cada parte de ti que has dado a otros, borrarlos de tu memoria, hacerte olvidar todo lo que han sido para ti. 

Y aun así, sé que no importa cuánto te desee, cuánto te imagine siendo mía. Siempre habrá otros. Otros que te tocarán, que te follarán, que te harán gritar su nombre en lugar del mío. Y yo, condenado a esta tortura interminable, siempre viendolo incapaz de detener lo inevitable. Quiero destruir todo, quiero arrancar ese deseo de ti, hacerlo mío. Pero al final, solo soy un espectador más, consumido por los celos, por la frustración de saber que siempre serás de alguien más.

No hay comentarios: